viernes, 8 de agosto de 2008

El manifiesto contra-sexual de Beatriz Preciado

Autor Adolfo Coria/Elvira Mira.
viernes, 12 de enero de 2007
Con motivo del articulo publicado por Elvira Mira en la revista A Parte Rei en Noviembre de 2006 acerca del Manifiesto
contra-sexual de Beatriz Preciado, publicamos la entrevista que en su dia la autora concedio a Nación Gay. La filósofa y
activista queer tardó dos años en publicar en España su obra "Manifiesto contra-sexual" (Editorial Opera Prima), tras
haber sido escrita en inglés y editada en Francia en el año 2000, donde fue aclamada de forma unánime por la crítica.
El libro "responde en parte a la invisibilidad de lesbianas, transexuales y bisexuales" y también supone un punto de
vista del movimiento queer, corriente generada en Estados Unidos durante los años 80. Asimismo, la autora propone en
el "Manifiesto..." una nueva sexualidad en clara oposición a los roles impuestos por los designios de la tradición
heterosexual, vista como lo "natural" y lo correcto. Beatriz Preciado nació en Burgos (1970) y tras licenciarse cum laude
en Filosofía en la Universidad de Comillas, obtuvo un Máster de Filosofía Contemporánea y Teoría de Género en la
New School for Social Research de Nueva York, donde estudió con Agnes Heller y Jacques Derrida. A continuacion
también, el articulo de Elvira Mira.
En la actualidad realiza el doctorado en Filosofía y Teoría de la Arquitectura en la Universidad de Princeton y es miembro
del grupo Le Zoo de París. Aparte de filósofa y escritora, en la entrevista concedida a Naciongay.com, Beatriz Preciado ha
demostrado ser una excelente comunicadora.

Aquí la entrevista:

Naciongay.com: El Manifiesto contra-sexual tiene que ver con la invisibilidad de un gran sector de la Comunidad glbt y
puntos de vista de la teoría queer.
Beatriz Preciado: Sí. En parte responde un poco a la invisibilidad de lesbianas, transexuales y bisexuales y también
tiene que ver con el movimiento queer en Estados Unidos, que no es exactamente lo mismo que lo que oímos aquí de
"teoría torcida".

N.G.: ¿Cuál es el origen o qué genera el movimiento queer?.
B.P.: Fue una reacción a la política de la identidad enorme y brutal que hubo en EEUU durante los años 80 que en parte
estuvo muy bien porque permitió a los homosexuales tener más visibilidad y demandar ciertos derechos civiles. Imitando
el movimiento negro surge el feminismo y los sucesos de Stonewall a finales de los 60. Este último es en realidad un
movimiento transexual, que junto a las lesbianas más masculinas eran las personas más visibles que comienzan a
demandar derechos civiles. Por otro lado, las feministas también pedían sus derechos, pero por entonces eran muy
lesbófobas y tránsfobas y excluyeron a lesbianas y transexuales femeninas. En los años 80, las lesbianas estaban fuera
de dos movimientos: por un lado del feminista (hecho para la mujer heterosexual) y por otro lado del gay (hecho para
chicos de clase media blancos). Las transexuales femeninas no entraban en ninguna parte y también eran excluídas,
aunque tenían visibilidad como mujeres no podían pertenecer al colectivo de feministas porque no eran "mujeres
naturales". Asimismo, las lesbianas son excluídas por ser excesivamente masculinas. O sea, que dos movimientos que
demandan derechos civíles (el feminista y el gay) generan exclusiones. A principios de los 90 surge un grupo de
lesbianas chicanas, negras, bisexuales, etc que trabajan en la Universidad de Santa Cruz que en un Congreso, hartas
de todo lo que te he comentado, empezaron a decir "nosotras no somos gays (ni feministas), nos identificamos como
queer", que realmente es un insulto, en la base es como decir "tortillera" o "maricón". Estas personas retuercen el cuello a
esa injuria, se apropian de ella y la toman como identidad precisamente para desmarcarse de un grupo que las ha
marginalizado.

N.G.: ¿Cuáles son los puntos básicos del activismo queer?.
B.P.: Digamos que el proceso de evolución de los derechos de los gays es un proceso de integración: demanda de
matrimonio, la demanda de la adopción de los hijos, la demanda de derechos civiles en general. El movimiento queer en
ese sentido es antinormativo y antiesencialista: por una parte lo que está diciendo es que la identidad, sea la que sea,
la homosexual, la heterosexual genera exclusión, siempre. Lo que afirma es que no hay una identidad ni gay ni lesbiana
esencial o biológica. No se pueden identificar con una identidad que les ha sido dada y que ha sido producida. Por
ejemplo resisten a la identidad gay masculina blanca mayoritaria. Y entonces surgen grupos como nos pasó a nosotros
en París.

N.G.: ¿Qué encuentras en Europa a tu regreso de los Estados Unidos en relación a esta línea de pensamiento?.
B.P.: Cuando llegué a París vi que aquí no había un departamento para estudiar género, ni un departamento para
estudios lésbico gays. Tu haces una carrera y tu disciplina es fundamentalmente heterosexual, lo quieras o no lo
quieras. Había un grupo de gente trabajando desde 1996 que se llama Le Zoo, (el zoo, porque reunían un poco lo más
extraño, lo más queer). Reivindicaba la representación de la universidad, que hubiera gente como yo, Doctora en
Filosofía que pueda enseñar una disciplina que sean Estudios del Género o Estudios Gays y Lesbianos o Queer en la
universidad sin tener por qué plegarse a otra disciplina en una actitud de "como estoy en la universidad me tengo que
callar la boca y no puedo hacer lo que me interesa". En ese grupo de gente había transexuales, bisexuales... toda la
gente que de alguna manera no encajaba en el grupo gay.


N.G.: En el "Manifiesto contra-sexual" dedicas un capítulo a la intersexualidad.
B.P.: Trata sobre cómo se inventó la diferencia sexual en EEUU en los años 50 y cómo un médico americano empieza a
operar a los bebés para producir la perfección de los penes y de las vaginas. Hay una especie de cosmética del sexo en
todo el mundo, en la gente que se llama heterosexual o normal. Y que luego por ejemplo estigmatizamos a los
transexuales pensando que se han hecho una operación de sexo, cuando resulta que en el fondo todos somos resultado
de una tecnología muy precisa que limita los órganos sexuales a una cierta parte del cuerpo, los trabaja y los perfila, y
cada bebé que nace con una "anomalía" genital es operado rápidamente. ¿Cómo llamamos a un bebé que tiene un
clítoris demasiado grande o a un bebé que tiene un pene demasiado pequeño? La medicina no puede integrar a ese
bebé en el sistema de lo humano. Entonces tiene que operarlo rápidamente para integrarlo. Ese trabajo de la
medicina, que se vuelve loca para reconstruir los sexos, explica muy bien en parte que no solamente el género, como lo
masculino y lo femenino y las construcciones de la masculinidad y la femineidad en cada cultura son construcciones
históricas y sociales, sino que también los sexos que tenemos, los cuerpos también son construidos históricos y sociales
igualmente.


N.G.: ¿Por qué tardaste dos años en publicar el libro en España?.
B.P.: Ahora la identidad gay vende mucho, pero la lesbiana no vende nada. En parte explica por qué mi libro tardó dos
años en publicarse. Seguro que si yo fuera un gay y lo que estuviera diciendo son otras cosas sería distinto, pero como
es un libro sobre los dildos, no es lo mismo que si haces un libro sobre petardadas que salen en la televisión.


N.G.: En este ensayo explicas la aparición de los términos "homosexual" y "heterosexual".
B.P.: Los términos "homosexualidad" y "heterosexualidad" aparecen en torno a 1868. Hasta entonces había
prácticas, pero no es lo que hoy llamamos homosexualidad como identidad. En ese año se comienza a definir lo
heterosexual como lo normal y lo sano, y la homosexualidad lo desviado. A mi me interesa toda esa especie de negocio
de la identidad que aparece entre los siglos XIX y XX y que tiene mucho que ver con el capitalismo y la fuerza del capital
para producir sujetos masculinos y femeninos, juntarlos y producir otros sujetos. En esta máquina de reproducción de
cuerpos hay ciertos sujetos o casi sujetos abyectos que se quedan fuera de la máquina, que son por una parte
homosexuales, pero también por ejemplo los hermafroditas, que ahora los llamamos intersexuales.


N.G.: ¿Qué tomas de esta teoría de la máquina que produce sujetos masculinos y femeninos para la reproducción?.
B.P.: Me interesa cómo funciona esta máquina y cómo se la puede hacer malfuncionar, provocarla rupturas y puntos de
fuga. Eso es lo que sucedió en Stonewall, cuando los glbt comienzan a hablar y la identidad hetero entró en una crisis
gravísima. En el fondo sería absurdo la naturalidad de esa identidad que tenemos. Esas categorías son producto del
sistema, de ese sistema que produce lo normal y lo desviado. Lo que nos dice la medicina tradicional heterosexual es
que la hetero es natural y la homosexualidad es un fallo de lo natural, como un accidente. Los colectivos glbt tienen esa
especie de retórica de lo natural, diciendo que lo homosexual es natural. No es así porque lo normal hetero tampoco es
natural, las dos cosas son artificialmente producidas.

N.G.: Frente a esa "máquina" que habla de lo natural y lo antinatural, surge la contrasexualidad....
B.P.: Claro. La oposición a esa máquina es lo que yo llamo Contrasexual. No tiene que ver ni con lo homosexual,
lesbiano, hermafrodita, etc, sino con todo aquello que sale del sistema. Lo gay reivindicativo no es contrasexual, es
sexual, es la reivindicación de la identidad homosexual masculina, con distinciones como "activo-pasivo", ese tipo de
cosas tienen que ver con la sexualidad normalizada, órganos que encajan con otros. Me interesa abrir un espacio en el
que hay contraprácticas. Prácticas que no hacen sexo, por ejemplo la masturbacion de un brazo. Es una forma de
decirle al sistema que estamos hartos, que nos reímos de él.


N.G.: ¿Por qué te ha interesado el dildo y todo lo que tiene que ver con los objetos de plástico en el "Manifiesto contrasexual"?.
B.P.: Porque el dildo es el típico objeto que da miedo a los heterosexuales y a los homosexuales y lesbianas, como si
fuera una especie de repetición del pene. Esta máquina del sexo se define como polla que entra en vágina, o en el
límite polla que entra en ano... vamos, polla que entra en agujero. La gran cuestión es, ¿qué pasa cuando hay dos
agujeros? Para el sistema heterosexual, ahí no puede darse el sexo, lo cual me parece interesante para la sexualidad
lesbiana. Me interesa el dildo porque aparece como la reproducción de este órgano que tendría que efectuar la penetración
y resulta que lo que he hecho es hacer un análisis para saber de dónde viene el dildo y situarlo en una cadena de
objetos y tecnologías. En esa cadena verás que una de las cosas que digo es que el dildo no tiene nada que ver con el
pene, sino que viene de la mano masturbadora. En 1780 aproximadamente el médico Tissot descubre la mano como
órgano sexual. Lo hetero se le va al garete, porque estructura una sexualidad consigo mismo.


N.G.: Afirmas también que la contrasexualidad se pacta mediante un contrato.
B.P.: El contrasexual lleva a cabo prácticas alternativas a la sexualidad, pero también es contrato, como el matrimonio
que es el contrato por excelencia. Yo pongo contratos o contraprácticas alternativas, que tienen que ver con los
contratos sadomasoquistas. Escribí el libro por saturación y aburrimiento con el sexo moderno. Propongo con estas
prácticas (autodildaje con tacones, masturbación de un brazo) suscitar una mirada distinta sobre la sexualidad y sobre el
cuerpo. En el fondo decir "qué aburridos somos con el sexo". Eso es lo contrasexual.


N.G.: ¿Cómo se opone un contrasexual, por ejemplo en el grupo al que perteneces, a la identidad del chico gay
predominante?.
B.P.: En nuestro grupo hay un sector de gays que se identifican como "lesbianas" porque están hartos de la identidad
"macho gay". Muchos reivindicaban ser "super pasivos". Todo consiste en ser capaz de reivindicar una identidad
alternativa en oposición a la predominante. ¿Por qué funciona Chueca o Eixample tan bien? Porque ninguna de las
personas que va allí ha reflexionado sobre la identidad gay. Se siguen comprando el disco de Mónica Naranjo y yendo de
marca, pero no saben qué es Stonewall, no conocen ni su historia ni su identidad.


N.G.: En el "Manifiesto contra-sexual" privilegias la palabra "bollo".
B.P.: Lesbiana es el nombre que nos dio la medicina del siglo XIX. Bollo es la identidad que me dan cuando me insultan.
Pues, "yo soy un bollo y te vas a enterar". El hecho de que los psicólogos escriban sobre los homosexuales es
insostenible. Nos toca producir conocimientos sobre nosotros mismos, nosotros tenemos algo que decir también sobre
lo heterosexual. Debemos hacernos sujetos de nuestro propio discurso.


Fuente : http://www.naciongay.com/editorial/entrevistas/21032002205318.asp


Para acceder al articulo de Elvira Mira publicado en el nùmero de Noviembre de 2006 de la revista A parte Rei, clikea en
este link:
http://serbal.pntic.mec.es/~cmunoz11/mira48.pdf

1 comentario:

jorge ortega pintar dijo...

NO había leido este texto
muchas gracias por haberlo colgado